Educación religiosa escolar en perspectiva de complejidad

 Jaime Laurence Bonilla Morales

 

Bernardo Pérez Andreo
Instituto Teológico e Murcia OFM
Pontificia Universidad Antonianum

Jaime Laurence Bonilla es Licenciado en Filosofía y Licenciado en Teología por la Universidad de San Buenaventura. Actualmente cursa el doctorado en Artes y Humanidades por la Universidad de Murcia y el Instituto Teológico de Murcia. Su desempeño académico lo realiza en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la universidad en la que se licenció y se ha especializado en el ámbito de la investigación de la Educación Religiosa Escolar, uno de cuyos frutos es el libro que estamos examinando, un libro que aporta un valor extra sobre un tema que está siendo investigado profusamente en el mundo académico católico, especialmente en el latinoamericano, por sus peculiares características. Decimos que aporta un valor extra al darnos la perspectiva de la complejidad en la que el mundo actual está inmerso. Es complejo el pensamiento, lo son las ciencias, también lo es la religión y, por tanto, la enseñanza religiosa. Complejidad hace referencia al entramado complicado en el que habitamos en un mundo globalizado y en red, un mundo donde el pluralismo no solo es de facto, sino también de iure. Esta complejidad nos impide plantear soluciones sencillas a problemas complejos; las soluciones serán más bien tentativas de solución, aproximaciones a la solución de los problemas.

Siguiendo a Edgar Morin, Bonilla Morales entiende el desafío que supone hoy la educación, pues en un mundo globalizado, la educación debe tender a lo común que es complejo por definición. La educación se hace hoy día en un contexto de planetarización que debe conducir al reconocimiento de la Tierra como casa común y romper con esto la “edad de hierro” que ha impuesto la visión occidental sobre el planeta  por medio de las lógicas del mercado, la tecnología, el capitalismo y el terrorismo global. El pensamiento complejo aplicado a la educación cuestiona las formulaciones científicas tradicionales y su aplicación en las aulas, de modo que nos lleva a encontrar nuevas vías para que el futuro se abra paso en el presente complejo. Desde esta perspectiva, el profesor Bonilla acoge la visión de las inteligencias múltiples de Gadner, pues sería inadmisible la apertura a la complejidad y el pensamiento complejo desde un planteamiento unidimensional sobre la adquisición del conocimiento. Las inteligencias múltiples están abiertas a la emergencia de ampliaciones indefinidas que pueden adaptarse mejor al mundo cambiante y a una concepción del hombre abierta. El ser humano es mucho más adaptable que nuestras concepciones sobre él, y esto es lo que la educación debe tener presente. Por eso, la educación tiene el gran reto de generar una subversión de sus estructuras, de generar una renovación o una reforma de la educación.

Todo esto es aplicado inmediatamente por el autor a la Educación Religiosa Escolar (ERE) y eso supone una ruptura desde dentro de los parámetros en los que hasta ahora se ha desarrollado. Se trata de hacer una propuesta sobre la ERE en la que entren distintas variables. En primer lugar, considerando la ERE como un conocimiento, sí, pero también como un arte, una vocación y una misión que emana de las tradiciones religiosas y su compromiso con la sociedad. En un segundo momento, la perspectiva compleja sobre la ERE debe responder a los actores que intervienen y que no solo son los estudiantes y los profesores, sino que también tienen que ver los líderes religiosos e, incluso, las autoridades académicas. En tercer lugar, la complejidad afecta también a las ofertas pedagógicas y didácticas que se aplican y los enfoques que más estén en consonancia con la complejidad en su conjunto. Por último, hay que tener presente que la ERE no se limita ni al aula, ni al horario, sino que su acción está abierta a influir más allá de las aulas, en los hogares y en la sociedad, debido a esta situación de complejidad en que se desarrolla.

Para llevar a cabo esta tarea de pensar la ERE dentro de la complejidad, el autor divide la obra en cuatro capítulos. En el primero, “Configuración de la Educación Religiosa Escolar” se plantea la pregunta por su “naturaleza”, respondiendo con los conceptos básicos que la componen, pero desde una perspectiva holística y proyectiva. El autor plantea la posibilidad de considerar la ERE como una disciplina y, de ser así, si es un área de conocimiento, en cuanto que formaría pare del currículo de los colegios. Esto lleva al segundo capítulo, “El pensamiento complejo y la Educación Religiosa Escolar”, donde el autor dialoga con el introductor del concepto, Edgar Morin, haciendo uso del término para esquivar el paradigma de la simplificación que tienen a fomentar la reducción y la abstracción de la realidad en lugar de tomarla en cuenta. El capítulo apuesta por el pensamiento complejo como epistemología de la ERE. Y, por ser así, el tercer capítulo, “La transdisciplinariedad aplicada a la Educación Religiosa Escolar”, profundiza la propuesta partiendo de la crítica del concepto de disciplina que puede llevar a absolutizar las disciplinas científicas e impedir aquello para lo que están llamadas: el diálogo fructífero con el mundo. Por último, “Hacia una Educación Religiosa Escolar como educación integral”, cierra la obra y pone el colofón a este intento por pensar esta disciplina. Huyendo de los cierres disciplinarios tanto en los estados laicistas como en las mismas propuestas religiosas, el autor asume el ideal expuesto por Edgar Morin en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro como una propuesta que tiende hacia la formación integral. Se realiza una confrontación de la ERE con cada uno de los siete saberes, exponiendo las particularidades y surgiendo nuevos cuestionamientos y desafíos.

Estamos ante una propuesta valiente y necesaria, pues lucha en dos frentes. De un lado, lucha contra el propio pensamiento religioso que tiene una tendencia inveterada al aislacionismo y por el otro lucha contra una tendencia moderna al laicismo que niega toda posibilidad de una enseñanza religiosa. Jaime Laurence Bonilla Morales toma en serio la propuesta de la complejidad y los retos que plantea, y lleva su tradición de fe a un plano de igualdad con el mundo actual que hace de esta obra un proyecto valioso para cualquier investigador y para cualquier creyente.

 

Editorial Bonaventuriana, Bogotá 2015, 125 pp, 17 x 24 cm.

 

 

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