Cuarto domingo de Cuaresma
Oración sobre las ofrendas
Señor, al ofrecerte alegres los dones de la eterna salvación, te rogamos nos ayudes a celebrarlos con fe verdadera y a saber ofrecértelos de modo adecuado por la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.
P. Ruiz Verdú OFM
Fijémonos bien: cuando acudimos el domingo a celebrar la Eucaristía, como hijos de Dios y miembros de la Iglesia, debe ser para nosotros un motivo de alegría porque somos invitados personalmente por el Señor para participar y recibir los beneficios de la redención. Dios me abraza porque soy uno de los comensales de su mesa.
Pero estos dones no son de uso personal exclusivo; ellos nos traen la salvación, que debemos compartir con los presentes y con los ausentes y ofrecerlos por la salvación del mundo. Nunca deberíamos olvidar, siempre que acudimos a “oír” la Santa Misa, esta finalidad de la misma: Jesús murió y resucitó por la salvación del mundo.
Este es el gran misterio que celebramos. Es fácil que olvidemos esta verdad durante la celebración. Por eso le pedimos a Dios, ya que ha sido Él quien nos ha invitado, que los celebremos con fe verdadera, con atención profunda y actitud gozosa, dándole gracias porque una vez más se ha dignado invitarnos a su Mesa santa. Amén.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único.
Todos los que creen en él tienen vida eterna.